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La nube se expande a todos lados, abre nuevos modelos de convergencia y necesidades de invertir más en infraestructura digital

Videollamadas, clases virtuales, teletrabajo, recetas médicas electrónicas, más videollamadas… la COVID-19 aceleró exponencialmente no solo la necesidad de estar conectados sino también de apoyarnos en plataformas de servicios ágiles y disponibles todo el tiempo. La nube es hoy el vehículo clave que posibilita las interacciones que implican un gran flujo de intercambio de datos, donde solo con inteligencia artificial podemos ser capaces de capitalizarlos. De la nube hablamos implícitamente cuando decimos ir hacia la “transformación digital”; después se verá qué tipo de servicios, si pública, privada o híbrida, los sistemas operativos, las licencias, los terminales o las aplicaciones. Todos la necesitan, desde el gobierno a las PyMEs u organizaciones sin fines de lucro.

Durante 2020, se han dado crecimientos enormes que pueden verse representados en la capitalización bursátil de las empresas líderes que proveen estos servicios como AWS, Microsoft Azure, Google Cloud, Alibaba, IBM Cloud, Tencent, Oracle, Salesforce entre muchas otras. Las expectativas del mercado no son infundadas ya que los números de crecimiento acompañan. El gasto en la nube pública ya alcanzaba los U$S 239 mil millones en 2019según IDC. Para el segundo trimestre de 2020 se dio un punto de inflexión al sobrepasar la infraestructura de TI tradicional por primera vez. El gasto en entornos de nube, tanto públicos como privados, aumentó un 34,4% respecto al año anterior mientras que el gasto en TI fuera de la nube cayó un 8%.

Tanto para los proveedores de servicios como para los usuarios finales, este año ha sido crítico para posicionarse estratégicamente en torno a cómo se utiliza la nube. En el ecosistema TIC no caben dudas de que hacia allí hay que ir para reducir los costos de operación de redes. Con la virtualización de las redes 4G se prepara el terreno para el 5G. Ese va a ser el único camino para ser eficientes, soportar el Internet de las Cosas y poder capitalizar el Big Data que se genere de todas las conexiones. Es allí donde surgen otros escenarios de cambio, en particular para manejar distintos niveles de latencia, lo cual va a ser fundamental para el desarrollo de servicios de realidad virtual/aumentada, vehículos autónomos, cirugías remotas o incluso el gaming. Para que esto funcione la nube tendrá que estar distribuida y apoyarse con computación en la punta (edge computing).

Las nuevas necesidades de la “Convergencia Telco/IT” traen por delante un cambio de escenario singular también para el sector de infraestructura. Va a ser clave sofisticar mucho más las provisiones físicas de las redes tanto para soportar el cómputo en la punta como con micro centros de datos que atiendan a las zonas de alta demanda. Ya nadie discute que la colaboración y la compartición de redes va a ser la norma. No en vano vemos a quienes en un principio podían resistirse en tratar de compartir  sus activos físicos de red hoy estan tratando de maximizarlos creando sus propias empresas de torres. Y vemos también a empresas de torres, que ya desde comienzos de 2019 poseían más del 50% de los sitios de los operadores móviles, empezar a transitar un camino de TowerCos, a InfraCos, y de allí pasarán a NetCos y luego CloudCos. El círculo se cierra: desde las plataformas que soportan a los dispositivos por un lado, a la hiperescala de la web por otro, en ambos extremos están los líderes de la nube. Su preeminencia y rol va a ser cada vez más importante.

Es por esto que vemos movimientos enormes de compras de empresas, nuevas divisiones especiales y reposicionamientos de la oferta de servicios. El campo se abre cada vez más a partir de la infraestructura de nube para proveer el XaaS o “todo como servicio”. La inversión, tanto pública como privada, va a ser fundamental para que puedan desarrollarse las tecnologías de la llamada “Cuarta Revolución Industrial” y para que se pueda dar un salto significativo en productividad que impulse a la economía. El mercado de computación en la punta de América Latina es hoy menor al 5%, pero IDC estima que el 30% de la infraestructura regional de TI estará en “la punta” para 2023 en lugar de en centros de datos corporativos.

Según el Data Center Map, hay 151 centros de datos en América Latina, ubicados en 24 países distintos. De esos, 118 corresponden a Sudamérica y 33 a América Central y el Caribe. La región posee muy poca inversión comparativamente en función de su población. El déficit en Argentina es incluso más importante respecto de sus vecinos. Según estimaciones de 451 research, por ejemplo, en Argentina había en 2018 operativos alrededor de 30 mil metros cuadrados de centros de datos para cubrir 44 millones de personas, lo que era equivalente al mismo espacio que posee Austin (Texas) pero con solo 1.9 millones de habitantes. Las agencias de inversión de distintos países han competido para atraer a las grandes empresas a instalar sus centros de datos, y más allá de las circunstancias económicas, las necesidades y la disputa entre ellas hace que todas busquen crecer en esta cobertura para ofrecer nuevos servicios, en principio para atender el mercado empresarial o de gobierno. 

Por el lado del gobierno argentino hay planes al respecto de poner en valor el datacenter tier-3 de Arsat y estructurar una nube de gobierno. Recientemente la Oficina Nacional de Tecnologías de Información (ONTI) dependiente de la Secretaría de Innovación Pública de la Jefatura de Gabinete de Ministros, publicó en el Boletín Oficial el “nuevo lineamiento 10 para la contratación de servicios en Nube IaaS y PaaS de la administración pública”. Esto habilita a que “las distintas dependencias del Sector Público Nacional puedan elegir entre los proveedores de servicios de nube, también a la empresa estatal”. Este es uno de los pilares del Plan Conectar que prevé invertir $4.300 millones en el Centro Nacional de Datos de Arsat y ampliar los servicios de Nube que han sido más demandados a causa de la pandemia

Tal como señala una investigación del BID para los países del Cono Sur, es importante enfrentar algunas barreras para aprovechar y capitalizar la nube. Se destacan las  limitaciones normativas o regulación ausente, convenios marco de contratación de TI no adecuados, falta de calificación de recursos humanos, resistencia cultural y política, baja conectividad, preocupación con el law enforcement sobre datos en otras jurisdicciones, entre otras.

 

Escrito por Sebastian M. Cabello. Investigador Afiliado CETyS 
scabello@udesa.edu.ar