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Ciencia ciudadana en la universidad. Consideraciones de Propiedad Intelectual

Derecho de Autor en el entorno de Internet en América Latina

Por Julio Gaitan Bohorquez
(Director ISUR, Universidad del Rosario, Colombia)
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La ciencia abierta emerge como un nuevo paradigma en la producción, circulación y apropiación del conocimiento. La ciencia abierta representa una respuesta a algunos de los cuestionamientos formulados a las prácticas científicas tradicionales, no sólo desde que campos como la sociología del conocimiento, que aplicó una mirada de segundo nivel a las prácticas científicas, sino también como consecuencia de cuestionamientos de muy variado tipo a las mismas formulados desde los usuarios de la ciencia y de alguna parte de la propia comunidad científica. La ciencia abierta representa también una respuesta a los movimientos negacionistas del conocimiento y la evidencia, proponiendo mayor transparencia en todas las etapas del proceso científico.

Los referentes internalistas de definición de las agendas de investigación en el seno de las comunidades de “expertos”, las asimetrías en la asignación de recursos a la investigación en áreas de gran potencial de mercado frente a otras desfinanciadas en las que las reclamaciones o los problemas sociales merecen más atención, generaron problemas de legitimidad social del quehacer científico a los que la ciencia abierta intenta responder con prácticas de transparencia y colaboración en todas las etapas del proceso científico, incluidas la definición de las agendas de investigación, las herramientas y las epistemologías.

De acuerdo con la Recomendación de UNESCO sobre Ciencia Abierta,[1] adoptada el 23 de noviembre de 2021 por la Asamblea General de UNESCO,

la ciencia abierta se define como un constructo inclusivo que combina diversos movimientos y prácticas con el fin de que los conocimientos científicos multilingües estén abiertamente disponibles y sean accesibles para todos, así como reutilizables por todos, se incrementen las colaboraciones científicas y el intercambio de información en beneficio de la ciencia y la sociedad, y se abran los procesos de creación, evaluación y comunicación de los conocimientos científicos a los agentes sociales más allá de la comunidad científica tradicional. La ciencia abierta comprende todas las disciplinas científicas y todos los aspectos de las prácticas académicas, incluidas las ciencias básicas y aplicadas, las ciencias naturales y sociales y las humanidades, y se basa en los siguientes pilares clave: conocimiento científico abierto, infraestructuras de la ciencia abierta, comunicación científica, participación abierta de los agentes sociales y diálogo abierto con otros sistemas de conocimiento.

Como antecedente, debe mencionarse que las políticas de acceso abierto en las instituciones de educación superior han determinado importantes avances en acceso al conocimiento en Latinoamérica, que ha sido reconocida como la región del mundo que le ha apostado con mayor determinación al desarrollo del acceso abierto para sus publicaciones científicas y considerar la información científica como un bien común. [2] Los desarrollos en relación con el Acceso abierto han dejado aprendizajes que deberían ser aprovechados como insumos de discusión, pero, sobre todo, como avances en la implementación de la ciencia abierta en la región y, particularmente, en las universidades, en la medida en que contribuye en un ecosistema más amplio de ciencia abierta.

En el mismo sentido, varios estudios han establecido que en América Latina la investigación se hace sobre todo en las universidades y, con mucha frecuencia, con fondos públicos.

Es aceptado que lo abierto contempla tres elementos, i) lo tecnológico, ii) lo económico y, iii) lo jurídico, que hacen referencia, de una parte, a las disponibilidades y posibilidades para crear, re-crear, usar, copiar o distribuir, entre otras actividades, partiendo de creaciones previas que están disponibles de manera pública y gratuita para su empleo o manipulación y, de otra, a las correspondientes barreras que, precisamente, impedirían tales usos.

En relación con el (i) primer elemento, lo tecnológico, el extraordinario desarrollo y popularización de los instrumentos y dispositivos para la experimentación, registro de fenómenos, creación y copia, entre otros, que se ha experimentado durante las décadas recientes ha desplegado una rica gama de posibilidades para compartir datos de investigación, crear colectivamente, descargar, copiar, distribuir, enlazar textos completos o, en el caso particular de las administraciones públicas, pero no solo ellas, poner a disposición de la investigación, ingentes cantidades de datos e información de relevancia pública con pertinencia social.

El elemento tecnológico tiene una fuerte relación con la aparición y el desarrollo de las prácticas de ciencia abierta. En efecto, como se afirma en la Recomendación de UNESCO sobre Ciencia Abierta, esta “se originó como un movimiento de transformación de la práctica científica con el objeto de adaptarla a los cambios, desafíos, oportunidades y riesgos de la era digital y de aumentar el impacto social de la ciencia”.

 

Las universidades de la región han realizado incorporaciones tecnológicas de maneras muy asimétricas entre ellas y en relación con las inversiones para investigación que se realizan en países del norte global, pero también marcadas por las crisis de financiación de la educación pública en algunos países de la región. En todo caso, vale la pena destacar los desarrollos alcanzados en materia de infraestructura tecnológica para el acceso abierto y la coordinación entre instituciones universitarias para este propósito, que han sido notables.

Desde luego, las tecnologías digitales, al facilitar la copia, disminuyen los costos de acceso y circulación del conocimiento y por ello se convierten en herramientas habilitantes centrales para el desarrollo de la ciencia abierta.

(ii) El segundo elemento, el económico, hace referencia a las posibilidades, pero también a las barreras de este tipo que obstaculizan el crecimiento de un ecosistema de lo abierto en la ciencia. Sin duda, esto tiene que ver con los mecanismos de financiación de la producción de conocimiento, es decir, con los modelos de negocio que, al tiempo que permiten el desarrollo de las investigaciones, precisamente garantizan el cumplimiento de los fines de la investigación en las universidades, con factores diferenciales de los que guían la investigación en las corporaciones privadas.

En el escenario que nos ocupa, el de las universidades, el abordaje de este elemento no puede desligarse de la pregunta acerca de cuál su negocio, su papel en la sociedad, su lugar en el ecosistema de producción de nuevo conocimiento y los fines que persigue el conocimiento producido en las instituciones de educación superior.

Aquí es necesario contemplar tanto la sostenibilidad económica de la investigación en la Universidad como las motivaciones económicas de quienes realizan la investigación que, en todo caso, deben conjugarse con otro tipo de consideraciones extraeconómicas que deben jugar un papel muy importante entre los incentivos para desarrollar las actividades científicas en las universidades.

(iii) El tercer elemento, el jurídico, tiene que ver con la gestión de la Propiedad Intelectual en el desarrollo de un ecosistema de Ciencia Abierta.

La Recomendación de UNESCO reconoce desde el primero momento y de manera particular la importancia de los marcos jurídicos existentes internacionalmente en relación con los derechos de propiedad intelectual, entre ellos, desde luego, los de los científicos sobre sus producciones científicas.

Igualmente, la Recomendación reconoce que la práctica de la ciencia abierta, que se funda en los valores de la colaboración y la puesta en común, se basa en los sistemas de propiedad intelectual existentes, fomentando un enfoque abierto que promueva la utilización de licencias abiertas, que contribuya al aumento de materiales en dominio público y que haga uso de las flexibilidades que existen en los sistemas de propiedad intelectual para aumentar el acceso al conocimiento.

Sin duda, las claridades que proporciona la Recomendación de UNESCO sobre la Ciencia Abierta contribuyen a despejar dudas surgidas desde visiones o concepciones de la propiedad intelectual en las universidades que han planteado dudas e incluso rechazos a la idea de la ciencia abierta y sus prácticas o manifestaciones. La ciencia abierta no solo es una opción válida, es necesaria para alinear los propósitos más altos en la protección del interés público.


[1] UNESCO, Asamblea General, Recomendación sobre la Ciencia Abierta. https://unesdoc.unesco.org/ark:/48223/pf0000378841_spa

[2] Alperin, Juan Pablo y Fischman, Gustavo. Editores. Hecho en Latinoamérica: acceso abierto, revistas académicas e innovaciones regionales (Buenos Aires: CLACSO, julio de 2015)

SOBRE EL AUTOR

Julio Gaitán Bohórquez

Profesor Titular en el área de Derecho Constitucional en la Universidad del Rosario, de Bogotá, y Director del Centro de Internet y Sociedad ISUR, Magíster en Derecho de la Universidad Autónoma de Barcelona y Doctor en Investigación por la Universidad de Lecce – Italia. Ha sido visiting scholar en en la Universidad de California en Berkeley (2007, 2013, 2018), Magistrado Auxiliar y Conjuez en la Corte Constitucional Colombiana. Es miembro de la red académica de la Red Global sobre derechos de los usuarios en el derecho de autor.

RESUMEN

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SOBRE ISUR

El Centro de Internet y Sociedad de la Universidad del Rosario (ISUR) es un espacio interdisciplinario de investigación y formación que trabaja con perspectiva de interés público y derechos humanos en problemáticas relacionadas con los desafíos sociales que plantean los cambios tecnológicos. ISUR busca generar mayor conocimiento sobre internet y mejores prácticas por parte de empresas y Estados, que promuevan el respeto de los derechos humanos, el empoderamiento tecnológico y la democratización del conocimiento y la información en Colombia y en Latinoamérica.
 
El Centro acoge a estudiantes e investigadores interesados en consolidar proyectos académicos, de formación y de incidencia, que aborden el desarrollo tecnológico desde una perspectiva social y humana, conectada con la visión del sur global. Desde este espacio se discuten, reflexionan y articulan estrategias que permitan empoderar comunidades mediante el uso de la tecnología, proveer insumos para la participación en los debates más importantes sobre el desarrollo de la industria digital y propiciar la creación de vínculos interinstitucionales, nuevos diálogos, aprendizajes y nuevos cuestionamientos en este campo.
 
La plataforma de ISUR es un punto de encuentro para diferentes audiencias interesadas en estas problemáticas, por lo que también está abierta para conocer, asesorar y/o apoyar propuestas de líderes sociales y comunitarios, activistas y de otros individuos, que se encuentren alineadas con los objetivos y principios de su gestión. ISUR desarrolla diversas actividades enfocadas en abordar de manera crítica los desafíos implícitos en el uso de las tecnologías de la información. Los tres ejes que guían su trabajo son: investigación, incidencia y formación.